¿POR QUÉ FUÍ?

Posted on febrero 15, 2012

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Escribo esto sin saber aún cuál será la resolución de la Corte con respecto al juicio que por injurias impulsa Rafael Correa contra Emilio Palacio, Diario el Universo y los hermanos Pérez. Miércoles 15 de Febrero, no suena como un mal día para ganarse 40 millones, destruir un diario y poner a tus enemigos en la cárcel. Sobre mi postura con respecto al juicio, ya me pronuncié en este blog, así que no opinaré mucho más sobre el asunto.

No tenía pensado acudir a la Corte. Al salir esta mañana de casa, mi plan era terminar el programa de TV que semanalmente hago y cuyo deadline vence todos los miércoles. Pero me ganó la curiosidad y la indignación. Sería nefasto e histórico que en un día como hoy, el sistema de justicia haga más evidente aún su sumisión al poder confirmando un fallo que no tiene ningún tipo de asidero legal. Yo quería estar ahí. Yo quería ser testigo. No quería ver por twitter o la prensa un momento tan oscuro e histórico. Quería verlo en primer plano.

Fui consciente de que mi presencia puede molestar a la gente de Alianza País. Por eso pensé mucho cuál sería mi actitud en caso de ser insultado o provocado y cuál debía ser mi actitud en general: cero gestos de desaprobación o desafío, cero consignas, cero carteles o leyendas, CERO PALABRAS a las barras de Alianza País. Cero compañía. Fui solo.

Apenas llegué, reporté mi presencia en el lugar con este twit: (10:21 am)

«a preparar, el noveno correazo»… No son pocos. Habrán unos 300… «abajo el universo, abajo el gran hermano»

Link y foto: https://twitter.com/#!/Polificcion/status/169803545015631872

Enseguida, reparé en que la cámara del medio “El Ciudadano” ya me estaba filmando, por lo que hice la siguiente aclaración:

“Ya las cámaras del gob me filman. Estoy solo. Queda constancia por si luego me sacan alguna basura”

Link y foto: https://twitter.com/#!/Polificcion/status/169803995345457152

Intenté ingresar a la corte pero era imposible: los policías impedían el paso de la gente que no tuviera algo que ver con la audiencia. Dijeron que la sala ya estaba llena. Así que decidí quedarme abajo, frente a las barras de Alianza País, a unos 20 metros de distancia de ellos, con la actitud que previamente señalé.

Un periodista de “El ciudadano” me pidió una entrevista. Esta es una idea más o menos de lo que me preguntaron y les dije (ojo, no es textual):

– Por qué está aquí, con quién vino?

Vine solo y estoy aquí porque quiero ser testigo de lo que a mi criterio es un día nefasto para la democracia.

– Ud piensa que lo que publicó El Universo está bien?

No. Públicamente he dicho que pienso que es una injuria. Esa es mi opinión. Pero la sentencia no tiene asidero legal. Por favor: ni siquiera a las víctimas de terrorismo de estado se las compensa con esos montos. Yo creo que la sanción debe ser como recomienda la Comisión Interamericana de DDHH: proporcional al daño causado, lo que equivale a una disculpa pública y si se debe hacer algún pago, debe hacerse en base al principio de lucro cesante y daño emergente.

– Por qué piensa que hay más gente apoyando a Rafael Correa que gente protestando contra él?

Porque creo que la mayoría de la gente está pensando en su trabajo, en sus problemas, en sus obligaciones y no les interesa en absoluto la democracia o lo que pueda pasar con un diario.

La entrevista duró dos o tres minutos. Dije algunas cosas más, pero esto fue el centro y el sentido de lo que dije.

Poco después, las barras se enteraron que mi padre es Carlos Vera y comenzaron a insultarme (algunos insultos los registré en mi TL de Twitter, no vale la pena citarlos acá). Yo sabía que algo así podía pasar y no reaccioné. Permanecí en el mismo sitio, sin hacer gestos ni provocaciones verbales o físicas (si no, pregúntenle a las cámaras de la presidencia que siempre están atentas a registrar todo: no encontrarán nada). Para ese momento, yo estaba con dos amigos tuiteros y con un periodista de diario La Hora, conversando todo tipo de cosas.

Poco antes de la agresión, fui advertido por un señor mayor: “Por favor váyase, no provoque”. Le dije que no estoy provocando. Que esto no es un mitin de Alianza País ni una cadena sabatina sino una audiencia pública y que todos teníamos derecho a estar ahí. Mi sola presencia y el apellido que llevo no pueden ser tomados como una provocación por sí solas. Yo tenía el mismo derecho que esa gente para estar ahí. Tenía derecho a protestar, pero no lo hice. Tenía derecho a hablar y diferir, no lo hice. Tenía derecho a responder todos los insultos y provocaciones: tampoco lo hice. No iba a renunciar a mi derecho a estar ahí como testigo de los hechos. Eso es lo único en lo que no iba a ceder.

Se acercó otro señor. Me dijo que es empleado público y que estaba ahí porque si no tendría problemas en el trabajo. Me dijo que no estaba de acuerdo con la sentencia contra el diario El Universo ni apoyaba a Correa. Me preguntó si era hijo de mi padre y me pidió mi contacto. Agradeció y se fue.

Pasó un minuto y un hombre se paró a dos metros de mí a insultar a mi padre. Lo hizo varias veces y por mucho tiempo. Al comprobar que yo no reaccionaba, se levantó y su actitud fue más beligerante. Es en ese momento, es que me pareció importante filmar, porque sabía que si había algún tipo de incidente la SECOM se encargaría de distorsionar los hechos. Este es el video completo, sin cortes:

Una de las personas que aparece en el video hablando conmigo, de corbata verde, es Francisco Latorre, asesor personal de Correa y el único (EL ÚNICO!) que permaneció a su lado cuando lo agredieron el 30-S. Me hizo las mismas preguntas que me hizo el ciudadano: quién eres, por qué estás aquí. Le respondí lo mismo que al medio oficial.

Como se ve en el video, la policía intervino y el asunto no pasó a mayores. Yo recibí dos golpes porque el hombre que me agredió quiso quitarme la cámara y en ese forcejeo me impactó en el ojo y el pómulo. Ningún golpe fue de gravedad o importancia. Los dos tuiteros que me acompañaban, @pablihno y @freddUrock, frenaron los golpes del agresor pocos segundos antes de que intervenga la policía. Ellos son testigos además, de que todo lo que he afirmado hasta aquí, es cierto.

Pasó una media hora y los ánimos se habían calmado cuando volvió a aparecer Latorre. Me preguntó si quería subir a la audiencia. Le dije que sí. Me despedí de mis amigos y subí. Era raro: Francisco Latorre es un buen tipo: caballeroso, jovial, descomplicado. Raro porque no estoy acostumbrado a que nadie influyente del gobierno me trate con respeto. En el interior, me dijo que le había hablado del incidente a Correa y que este dijo que si yo quería ser testigo, sea testigo: que pase a la audiencia. Antes de entrar a la sala, le pedí un favor: “Francisco, El Ciudadano me hizo una entrevista. Mira que no la distorsionen”. La sala no estaba llena. Habían al menos 10 o 15 puestos libres.

Entré a eso de las 13h30 y salí casi a las 16h00. En todo ese tiempo, hacía su larga exposición Romero Parducci. Me parecieron eternos sus alegatos. Pero válidos. Una chica joven se sentó a mi lado. Estaba haciendo pasantías en la corte, estudiaba leyes. Compartimos algunas impresiones del juicio y los alegatos. Me preguntó si era periodista o funcionario… le dije que no. Me preguntó qué hacía entonces ahí: soy director de cine, le dije.

Debí decirle que estoy aquí porque es mi derecho. Porque quiero ser testigo de este país que me funde y me duele. Porque soy necio. Porque actúo por instinto. Porque las cosas todavía me importan, aunque no pueda cambiarlas.

– Ah! Entonces no entiendes nada de todo este rollo legal? – En realidad sí entiendo algo… es una larga historia.

El interior de la audiencia

Le pregunté si a su criterio, el gobierno ejercía presión sobre la corte. Me dijo que sí, que de eso se hablaba mucho en el interior. Ella tomaba apuntes con su blackberry a una velocidad impresionante. Estaba metida en el caso y tenía esa atracción que generan las mujeres guapas e inteligentes. Luego de tres horas en que vi que la audiencia sería eterna y yo debía editar un programa, le agradecí: “has sido lo mejor de esta audiencia”. Le pedí que anote en su blackberry la dirección de este blog y lo revise en la noche.

Le dije que al leer esta pequeña crónica, entendería por qué fui hoy a la corte.

Y me fui.

NOTA: En el transcurso de mi estadía, pude ver al menos 3 agresiones a periodistas y una a Blasco Peñaherrera. (La imagen destacada rescata los momentos posteriores a la agresión de un periodista de RTU)

Posted in: Política